"Lo tengo que encerrar": Julio César Chávez y la polémica decisión que tomó con su hijo Omar

Julio César Chávez ha tenido varios inconvenientes con sus hijos por los problemas con las adicciones que sufren. Primero fue Junior, quien estuvo encerrado en un centro de rehabilitación por un año y le dieron el alta hace tan solo algunos meses, por lo que se encuentra en su casa con su familia, pero no la pasa para nada bien, mientras que su otro hijo, Omar, también tiene problemas que debe solucionar.

Hace algunos días, Jr. denunció en sus redes sociales que, desde el entorno de su padre, el exboxeador de 60 años, quieren que regrese al anexo para intentar quitarle el dinero que generó a lo largo de su carrera profesional arriba del ring. Pero como si ello fuera poco, Julio César Chávez tiene que luchar con su hijo Omar que atraviesa por una adicción al juego y lo amenazó con encerrarlo en la clínica.

En las últimas horas, el Gran Campeón entregó una entrevista donde se mostró molesto con la actitud del boxeador de 33 años ya que es capaz de malgastar todo su patrimonio en apuestas que lo han llevado a generar deudas. “Es otro que también lo tengo que encerrar porque, imagínate, no hay dinero que le alcance apostando aquí, apostando allá; pidiendo prestado aquí, pidiendo prestado allá, es un ludópata”, explicó el mexicano en diálogo con Gustavo Adolfo Infante.

Justamente, por culpa de que Junior y Omar no se encuentran en las mejores condiciones, Julio César Chávez decidió suspender la pelea de exhibición que tenía programada ante Erik Morales en Tijuana, en una de sus últimas presentaciones arriba de un cuadrilátero. En este sentido, pidió la postergación del combate, ya que dentro de su idea era que sus dos hijos se encontraran limpios para presenciar la función.

La próxima campeona

Hace tan solo algunos días, en México se celebró el Día de las Madres y los festejos en el mundo del deporte continúan, pero especialmente en el boxeo, donde el Sr, Nocaut en sus redes sociales publicó un emotivo posteo donde se lo ve junto con Doña Isabel González, a quien le da algunas indicaciones para que golpee el costal.

“Un jap, un jap, eso. Dos jap doble derecha. No, no, no, de ahí mismo, donde está parada. Fíjese bien, hágame caso a mí, uno, dos. Eso, pongáse para un ladito, ahí le va, próxima campeona del mundo”, le explicaba el mexicano a su madre que dejaba ver una sonrisa de oreja a oreja a emular los golpes que daba su hijo cuando era profesional.